lunes, 24 de junio de 2013

La Vuelta a Colombia merece grandeza

(Por Alvaro Tovar)


La Vuelta a Colombia 2013 acaba de terminar y siguió lo mismo con los mismos y en la misma. Algunas diferencias con el reciente pasado no alteran en lo fundamental la tendencia desafortunada a mantener una carrera -que debería ser grande- en una situación de carrera menor. No nos digamos mentiras: la Vuelta a Colombia interesa a muy pocos. Solo nosotros los gomosos de esto la seguimos con cierta expectación. El país en general ni se entera de que se está corriendo. Y la culpa, a mi modo de ver, no es tanto de los medios (que la tienen en parte) sino de los dirigentes y de los pocos periodistas (uno, quizás) que se alimentan del moribundo, como animales carroñeros.

Miremos algunos aspectos concretos: 
  • La transmisión por televisión no se ha podido implementar, porque lo que se hace es muy pobre, tanto que yo preferiría que no se hiciera nada. ¿Para qué desinformar y maltratar este bello deporte con semejante esperpéntica transmisión? ¿Alguien que no sea aficionado ultra a este deporte entiende lo que está sucediendo en carrera? Esas imágenes no dicen nada. Los señores que comentan andan tan perdidos como el televidente. Entonces, el ocasional televidente se retira y el ciclismo termina por perder una gran oportunidad de difusión.
  • La transmisión radial ha perdido calidad. Conserva lo malo de antaño (la saludadera sin ton ni son de los ciclistas, a quien el entrevistador no les pregunta nada) pero lo bueno que tenían aquellas transmisiones se perdió. Es decir, vamos quedando en nada.
  • No hay una página WEB oficial que mantenga una buena información inmediata y completa. Sólo está la web de Mundo ciclístico, que no es oficial sino privada y que se nutre de la información radial. Lo que dicen allí lo dicen acá.
  • Otro de los aspectos que no cambian, y qué el buen aficionado no sabe por qué, es el de los recorridos. Sigue lo mismo de siempre. No se innova, no se aprende de los que inventaron el ciclismo. De nada sirve toda esta internacionalización que vivimos si aquí no se aplica. Acá no se ha entendido cómo se equilibra un recorrido haciéndolo posible para todo tipo de corredores y a la vez interesante para el aficionado. Se sigue tocando siempre las grandes ciudades y casi siempre los mismos sitios. A las grandes ciudades no les interesa el ciclismo y se sienten fastidiadas por los caos vehiculares que las carreras causan. Ni Bogotá, ni Medellín , ni Cali ni Ibagué quieren por ahora más ciclismo. Búsquense otras llegadas, otros sitios. Pero no: se insiste en lo mismo.
  • Los controles antidoping no dan garantías. Hay demasiadas sospechas de fraude y nadie oficialmente dice nada ni para bien ni para mal. La gente del común está sorprendida con el rendimiento de ciclistas muy veteranos y con lo poco que pueden hacer los jóvenes. Cierto es que los corredores que hacen bien las grandes vueltas suelen ser corredores maduros. Pero eso es una cosa y otra que corredores que tienen 36, 37, 38 y hasta 40 y más años terminen dominando las grandes competencias internas. Las grandes de Europa las ganas los maduros no los viejos. Este año esa tendencia cedió un poco pero no desapareció.
En fin, a pesar de que esta Vuelta estuvo más emotiva que varias de las pasadas y que mejoró por el esfuerzo de los ciclistas, la tendencia a ser una carrera sin mayor transcendencia y un negocio de unos pocos se mantuvo, muy a mi pesar. ¿Qué hacer para volver grande una vuelta que lo merece? ¿Será que nuestros dirigentes no se enteran de las quejas de los aficionados y de los reclamos que hacemos para tener una vuelta a la altura de nuestros ciclistas y de nuestra geografía? ¿Será que sólo les preocupa su bolsillo y sus intereses y nos le da un poco de vergüenza lo que acontece?