martes, 1 de octubre de 2013

Balance del Campeonato mundial I: La prueba élite masculina

(Por Asier Bilbao)

El Mundial de Florencia se presentaba apasionante a priori, con los mejores clasicomanos y los mejores vueltomanos en liza por la disputa de un Campeonato del Mundo que prometía grandes emociones. Sobre todo por un recorrido que permitía muchas variables tácticas, aptas tanto para corredores de vueltas por etapas como para ciclistas especializados en clásicas o pruebas de un día. Comenzó muy interesante, con el aguacero que añadió dureza y fue seleccionando al lote tanto o más que la distancia y las subidas del circuito. Pero terminó siendo uno más de esos que no guardaré en el recuerdo por lo aburrido que resultó ser. 


Fuerte lluvia durante el recorrido



Solo se puso interesante en la última vuelta, como es habitual en el ciclismo moderno o ciclismo-control que nos toca padecer en la actualidad. Con la estrategia única y previsible que imponen todos los equipos: controlar - guardar fuerzas - esperar - no atacar hasta cerca de meta. A la hora de la verdad, los clasicomanos que salían de favoritos no pudieron con los escaladores de grandes vueltas.

El equipo Italiano Controlando la carrera


Rui Costa fue el más zorro e inteligente de la carrera, dejando que los demás trabajen para él y atacando, pero sin que pareciera realmente un ataque, en el lugar y momento oportunos. Logró un Campeonato del Mundo que lucirá para siempre en su palmarés. Pero creo que pocas carreras más va a ganar de aquí en adelante en su carrera profesional como ciclista. Todo por su actitud rácana como ciclista, sin dar relevos y dejando que el resto se esfuerce, para atacarlos por la espalda. Si hasta ayer había alguien en el lote internacional que no sabía cómo se las gastaba, de ahora en adelante lo van a reconocer fácil (más con esa camiseta tan llamativa que va a lucir el año próximo), va a estar muy vigilado y nadie va a querer tenerlo como acompañante en una fuga. Y no creo que ningún compañero quiera trabajar para él en los equipos en los que esté de ahora en adelante. Tendrá que buscarse la vida por su cuenta, porque ya todos saben de su egoísmo.


Vimos la pifia táctica monumental de la selección española en los últimos dos kilómetros. Hasta entonces lo hicieron todo perfecto, tenían el oro en sus manos y lo perdieron. Por eso las lágrimas de rabia+tristeza de Purito en el pódium.

Tercer ataque de Purito

Purito Rodríguez y Valverde no corrieron como equipo, sino jugando cada uno sus bazas, sin pensar en el otro. Dos egos pensando en ganar ellos, no su selección. Pero lo estaban haciendo perfecto para sus intereses y los de España.

En una situación táctica muy favorable, que se aprende cómo solventarla en las escuelas de ciclismo con 14-15 años, Valverde cometió el error de no salir de inmediato a neutralizar el ataque de Rui Costa (por un despiste o por un exceso de confianza, pensando en que Nibali saldría a enlazar con el portugués), dejando que este alcanzara a un fundido Purito y lo venciera. Este error táctico de Valverde, que impidió ganar a Purito y dejo sin la segura medalla de plata al propio Valverde, se enseñará de ahora en adelante en las escuelas de ciclismo a los niños como ejemplo de lo que no se debe hacer cuando se juegan las carreras (también deberían enseñar el video de Urán y Vinokourov en las Olimpiadas del año pasado).

Bien por Nibali, por su actitud de no rendirse jamás (bueno, solo se rindió en los últimos 20 metros) por atacar y buscar siempre la victoria. Aunque ese empecinamiento también fue un error táctico de su parte, por servir en bandeja la victoria a Rui Costa. Pero no tenía otra opción, porque las críticas que iba a recibir en su país si no hubiera luchado por alcanzar a Purito iban a ser tremendas.

Por otro lado, todos presenciamos atónitos una típica jugada mafiosa italiana, ultra-sucia y totalmente anti-deportiva, vista por todo el mundo ante las cámaras de Tv. Con Nibali enlazando “el solo” con el lote, llevado con todo el descaro por su seleccionador Bettini; primero haciendo un tras-coche bochornoso y más tarde sujetándose al carro de su selección sin ningún pudor; cuando estaba ya eliminado para la disputa de la carrera y lejos del grupo principal (llegó a estar a más de dos minutos!!) por la caída en la anteúltima vuelta. Y lo hicieron sabiendo perfectamente que los jueces de carrera no se iban a atrever a sancionarlos porque “jugaban en casa”. Si eso mismo lo hiciera por ejemplo la selección colombiana los jueces descalifican inmediatamente al corredor, con multa económica incluida para el seleccionado.

Por otro lado, muy bien la selección Colombia, con grandísimo trabajo del “puma” Atapuma en la anteúltima subida a Fiesole, recortando los 50 segundos de los escapados y cazándolos él solo. 

A “bananito” Betancur lo vi mucho mejor de lo que esperaba. Atento en todo momento en cabeza de carrera, vigilando los movimientos de los capos, como debe ir siempre un clasicómano con hambre de victoria. Le faltó fondo para aguantar la última subida. Se vio claro cuando intentó irse en Fiesole. Pero las piernas no le daban para más y dejó paso al movimiento de Henao. Tengo muy claro que si este muchacho se centra en su profesión puede ser, con mucha diferencia, el colombiano con mejor palmarés de clásicas importantes cuando llegue el día en que se retire del ciclismo profesional. Tiene piernas y corazón para ganar clásicas como Lieja, Lombardía, Flecha, Amstel, etc. Y puede perfectamente disputar las medallas en los Mundiales de Fondo en Ruta que se adapten a sus características. Tiene que centrar su cabeza, porque la dinamita ya la lleva en sus piernas. Alguien de su confianza debería convencerle de que unos años de sacrificio ciclístico pueden garantizarle el bienestar para el resto de su vida. Y entonces sí, cuando se retire podrá jugar al billar todo lo que quiera y más.

Muy bien Henao, estando donde debía estar cuando era su turno, aguantando con los de delante, moviéndose tras el semi-ataque de Betancur y llegando en el lote de perseguidores-clasicomanos, a 34” del vencedor.

Del Dream-team colombiano solo había uno que veía como claro candidato a estar delante cuando la carrera se pusiera caliente. Y efectivamente Urán no me defraudó. Muy bien colocado y atento en el sitio clave donde se jugaba la carrera; supo salir a los ataques de Nibali y Purito. Y su descenso casi suicida (nunca mejor dicho) fue el que permitió enlazar a Valverde y Rui Costa. Lástima esa mala suerte que parece perseguirlo siempre en los momentos decisivos, porque estaba con opciones reales de subir al podio; quien sabe si de primero. A día de hoy es el más fiable y mejor corredor que tenemos para las clásicas.

Rigoberto Urán, llegando a meta



Por último comentar de Nairo Quintana. No es un ciclista con características para pruebas largas de un día. Se le vio atento en cabeza en las primeras vueltas al circuito. Pero tuvo un error por no ver que la selección italiana intentaba seleccionar el lote en cada descenso de Fiesole. Se quedó cortado en uno de esos descensos, acabo perdido en un lote donde nadie tiraba para alcanzar a los de delante y optó por la retirada. Debemos tener en cuenta que una carrera de un día no tiene nada que ver con una prueba por etapas. En las clásicas, al aumentar la desventaja de los grupos rezagados y ver que no tienen opciones de cazar a los de delante, todos los de ese lote se van retirando porque ya no tienen nada que hacer en esa carrera, donde terminar no sirve de nada. Solo se vale vencer. Lamentablemente estos detalles tácticos no se enseñan en Colombia, porque apenas hay clásicas de un día en el calendario nacional.


Como detalle muy positivo destacamos que el equipo funcionó como lo que debe ser en una prueba tan importante como lo es un Mundial de Ciclismo: un Equipo. Falta un año para que el esbozo visto en Florencia fructifique en el Mundial de Ponferrada. Solo necesitamos que la suerte nos sea más propicia. Mientras tanto sigamos disfrutando de la generación de ciclistas colombianos más completos de la historia. Nos espera un futuro pleno de ilusiones con estos jóvenes corredores que seguro nos van a deparar muchas alegrías.