sábado, 2 de noviembre de 2013

Las preguntas que no deben hacerse en una entrevista

(Por Gianni in Testa)


Por alguna razón, los colombianos siempre nos creemos víctimas de una oscura conspiración Judeo-Masónica, de proporciones siderales, dónde las oscuras fuerzas del mal se han confabulado con garra de Satán (el malo de Centella), el Opus Dei, La CIA, el FBI, los Talibanes, el gobierno de Venezuela y el presidente de Corea del norte... para evitar que nos pongamos en el privilegiado lugar que nos depara la historia. Como cuando los mecánicos de Williams le dañaban el carro a Montoya para que no le ganara a Shumacher o cuando los maléficos compañeros del Atlético de Madrid no le pasaban el balón a Falcao para que no hiciera tantos goles. No sé la razón, pero creo que se debe a una salida fácil a nuestra larga saga de frustraciones acumuladas por años y años (Nunca es por nosotros o nuestra incapacidad, es por la envidia de los demás, o porque somos colombianos simplemente y nos tienen bronca, todo el planeta se muere de las ganas de ser colombiano y no puede). 


Nos sentimos como niños chiquitos que necesitan que los grandes les den una palmadita en la espalda cuando están haciendo bien la tarea. En el periodismo  es especialmente penoso ese deseo pueril de encontrar una reivindicación de nuestro país, a través de los “autorizados” comentarios de un extranjero. Esta mañana leí en RMC (Si, ya lo sé, ríanse, mea culpa nuevamente) una entrevista a Pedro Delgado, ese simpático corredor Español que tantas buenas tardes de ciclismo se tiró cada vez que quería, ya que los colombianos simplemente no podíamos con él. Después de las habituales preguntas para romper el hielo, fue dirigido al terreno que tanto nos gusta: aquel en dónde es forzado a hablar bien por pura educación y a endulzarnos el oído. La “entrevista” siempre pasa por esta tríada de creativas preguntas: 


1 - "Qué opina del ciclismo de Colombia?" 
2- "Cómo se siente en nuestro país?"  o la muy brillante : 
3- "Qué piensa de Lucho Herrera?" (últimamente cambiada en un éxtasis de ingenio por la variante: "¿Qué piensa de Nairo Quintana?") 

¿Qué esperaban que dijera?

No sé qué esperan que contesten: ¿que no les gusta para nada? ¿Que viajaron obligados por un patrocinador porque en realidad no querían estar acá? ¿Que es una mamera gigante llegar a “la Atenas Sudamericana” y chuparse dos horas en trancones para llegar al hotel? ¿Que prefiere estar en la casa, de "arrunche" son su mujer, que en una conferencia de prensa en Bogotá respondiendo preguntas pendejas?

No entiendo por qué es tan importante lo que digan de Colombia en Cobbles & hills (por poner un ejemplo), o por qué nos cautivan las sabias opiniones sobre el país que tiene Felice Gimondi, las remembranzas ochenteras de Perico Delgado, la sana envidia que siente Michel Aquarone por no contar a su disposición con el selecto staff directivo de la fedeciclismo para organizar un giro de Italia a la colombiana, como ellos se merecen… en fin.  Hay una larga lista de personajes que en vez de ser entrevistados con seriedad y puestos en ese lugar incómodo en dónde se dicen las verdades, se les enmelocotona de caramelo para ablandarlos y escuchar las consabidas aprobaciones a nuestro gran país, nuestras bellas mujeres, nuestra “pujante” economía, nuestra hospitalidad , los fantásticos escarabajos etc.

De fondo hay una realidad que subyace: Nuestra credibilidad en nosotros y en lo nuestro es tan pobre que necesitamos que otro, qué ojalá sea extranjero, la refuerce. Como si el solo hecho de que lo diga un extranjero multiplicara por 1000 la validez de la respuesta. Llevamos al pobre entrevistado a que nos diga esas cosas que queremos escuchar y que tanta falta nos hacen para remendar nuestra maltrecha autoestima. 


(El video puede verse AQUI.  Atención a la pregunta en el minuto 4'20)


Si por equivocación, por un dejo de independencia o porque le da la gana, algún personaje o medio extranjero hace un comentario en sentido contrario a la obviedad que adoramos escuchar, será objeto de una Hooliganesca reacción de miles de compatriotas que atosigarán la web de la revista , periódico o personaje con mensajes para reivindicar nuestra honra, decirle que están equivocados, que Colombia es mucho más (?), que deben ver otra cara del país, que Colombia es lo máximo “duélale a quien le duela” y etc. Somos famosos los colombianos, por ser personajes no deseados en todos los foros en Español del mundo. Queremos que nos alaben, pero no soportamos la crítica, muchas veces justificada en una infinidad de aspectos. 

Nunca es tarde para que los medios de comunicación reflexionen con un poco de dignidad, para que levanten la cabeza y miren directamente a los ojos al entrevistado y le pregunten cosas serias, sin rodeos, por ejemplo: 

  • ¿Hay algún futuro para el pasaporte biológico si los ciclistas se siguen dopando a pesar de tener que cumplir con él?
  • ¿Por qué Chris Horner no encuentra un equipo que lo contrate después de hacer la gesta deportiva más importante del ciclismo en 20 años? 
  • ¿Que podemos hacer para acabar con el sistema World tour, el último bastión del neocolonialismo que queda, el cual cerró con tranca la puerta de entrada al ciclismo para los países pequeños o las economías más pobres?
  • ¿No es el sistema actual de carreras y la organización del ciclismo en el mundo una especie de club elitista dónde hay demasiada discriminación y demasiada hipocresía?

A esa hora, Perico estaría sudando nerviosamente, pero quedaría oficialmente notificado de que en este hermoso país de gente tan buena y noble no tragamos entero y somos efectivamente tan astutos como presumimos.