(Por Gianni in Testa)
Buscándose la vida:
Definitivamente, la falta de un gran patrón en la carreras Colombianas, que como en Europa, realice un control tiránico y garantice un desempeño deportivo dentro de ciertos patrones (caso del Team Sky este año), es una causa importante para que en las carreras de nuestro país todo el mundo salga a “buscarse la vida” desde el kilómetro 0.
En Colombia se corre sin libreto. No hay un guión definido. Ese ciclismo preconcebido, con resultados predecibles dentro de cierta lógica, no existe. Aunque hay camaradería y compañerismo, no hay cabida para ese trato fraternal y condescendiente entre rivales que se ve en Europa. A todos se les ve el cuchillo bajo la manta. Ejemplos hay montones: desde la alianza de Pajarito Buitrago para neutralizar a Cochise en la llegada a Bogotá en la Vuelta del 62, hasta el trabajo de Alex Cano hace dos días en contra de su propio líder.
Comentario en común de todos los ciclistas que corren las carreras Colombianas es el alto promedio de velocidad. No hay tiempos para la meditación y la duda. Se va a fondo siempre. Este año arrancaron 176 ciclistas la vuelta a Colombia y van a terminar 117, eso es el 30 % de bajas de guerra.
Complicados y elaborados planes estratégicos tampoco parecen tener cabida, predomina una cierta visión machista de las carreras, la táctica de Charles Bronson, llamémosla así: la de enfrentarse al rival, estilo duelo de pueblo del Far West gringo, para ver simplemente quién sucumbe, quién no puede cargarse al otro; esto es precisamente lo que hace interesante y (por decirlo de alguna manera) especial el ciclismo de Colombia: es una caja de sorpresas a pesar de las deficiencias organizativas y la falta de liderazgo federativo. Los actores de esta película de vaqueros malos malosos, hábiles en emboscadas, en asalto de diligencias y en duelos en cualquier calle del pueblo, son infinitamente superiores al director que la dirige.