(Por El Forastero)
Después de ganar la etapa de El Bordo, Oscar Sevilla dijo que la Vuelta a Colombia le parece una competencia más dura que un Tour de Francia, una Vuelta a España o un Giro de Italia, y aunque se refería principalmente a condiciones climáticas y orográficas, también hay que tener en cuenta el nivel de los rivales y la manera "a la colombiana" de correr para enfatizar esa dureza. Sin embargo, la categoría UCI de la vuelta está lejos de la categoría de estas principales carreras del mundo, y entonces surgen las preguntas: ¿Qué tan dura es en realidad la Vuelta a Colombia? Si es tan dura, ¿por qué es de la categoría más bajas de carreras profesionales? ¿lo habrá dicho Sevilla no más por complacer la audiencia?
Después de ganar la etapa de El Bordo, Oscar Sevilla dijo que la Vuelta a Colombia le parece una competencia más dura que un Tour de Francia, una Vuelta a España o un Giro de Italia, y aunque se refería principalmente a condiciones climáticas y orográficas, también hay que tener en cuenta el nivel de los rivales y la manera "a la colombiana" de correr para enfatizar esa dureza. Sin embargo, la categoría UCI de la vuelta está lejos de la categoría de estas principales carreras del mundo, y entonces surgen las preguntas: ¿Qué tan dura es en realidad la Vuelta a Colombia? Si es tan dura, ¿por qué es de la categoría más bajas de carreras profesionales? ¿lo habrá dicho Sevilla no más por complacer la audiencia?
Por hoy trataré de responder la primera pregunta (porque la segunda nos demandará docenas de entradas en este blog, y la tercera jamás la sabremos). Contrastaremos el nivel de La Vuelta según los corredores que participan, frente a otras carreras de la misma categoría y del mismo circuito continental (UCI América Tour 2.2). Allí estamos, y mientras no subamos de categoría al menos a 2.1, es lo que hay. Tomaré como ejemplo tres en las que ha habido participación colombiana esta temporada: Vuelta a Costa Rica, Vuelta al mundo Maya, Vuelta a Guatemala:
En la vuelta al mundo Maya participaron dos equipos colombianos: EPM, que hizo 1º, 3º, 6º y 8º de la general, campeón de la montaña, campeón de los jóvenes, ganó una etapa. El Movistar Team Continental hizo 2º, 4º y 5º, ganó seis etapas de las ocho que tenía la carrera. Colombia hizo además el 1-2-3 en la montaña.
En la vuelta a Costa Rica participa el equipo colombiano GW-Shimano, con el siguiente resultado: Campeón y quinto puesto en la general, campeón por equipos, montaña y puntos, ganadores de cuatro etapas y camiseta de líder en 10 de las 12 etapas.
En la vuelta a Guatemala participa nuevamente el GW: ganan cuatro de las ocho etapas, visten la camiseta de líder 7 de los ocho días, al final quedan 1º, 2º, 3º, 5º, 6º y 10º, campeones de montaña, de equipos, de puntos.
(Se me quedan en el tintero otras dos memorables barridas: la vuelta a México 2012 y el Tour de Río 2011).
Y en nuestra vuelta a Colombia corren los mismos GW, movistar y EPM que hacen barrida en el continente, y un puñado más de equipos de un nivel semejante y experiencia internacional (Formesan, Indeportes Antioquia, 472, Colombia Claro, Boyacá), algunos de ellos con más de un favorito al título, lo cual hace difícil marcar a los rivales y controlar las etapas. Eso aumenta la dureza comparada con las otras carreras del circuito continental.
La vuelta a Colombia sí es dura. Pero dura entre nosotros y para nosotros, una dureza que a nadie más interesa. Desafortunadamente, no hay manera de comparar la participación con verdaderos ciclistas de la élite mundial, o contra otras carreras de Europa, mientras siga siendo una prueba categoría 2.2, y mientras los equipos extranjeros invitados sigan mandando a la suplente a desfallecer en las dos primeras etapas. Porque esta dureza está jugando como un punto en contra de la propia vuelta 2.2 a la hora de invitar equipos extranjeros: Los puntos UCI son pocos, los premios son bajos, el esfuerzo es titánico. ¿A qué ir?
Saber qué tan duro es correr la vuelta a Colombia está pareciendo el tipo de dudas que nadie más que nosotros (los colombianos) quiere atreverse a responder.