martes, 25 de junio de 2013

El fútbol a toda hora Vs el espectador inerme

(Por Gianni in Testa)


Sé que muchos (en todo su derecho) me van a decir que no se trata de hablar mal del fútbol, porque todos los deportes son importantes. Eso es verdad, pero también está el otro lado: el de aquellos desafortunados seres de la creación que no gozamos con la orgía de goles del fin de semana, los que aborrecemos y cuestionamos el sentido periodístico de dar el status de noticia a mostrar a un equipo de fútbol haciendo abdominales, a una estrella del deportivo Pasto amarrándose los guayos o a un vendedor de dulces gritando que hoy vamos a ganar, Uuuuh!


Pareciera que la estrategia de saturación seguida por los mass-media (entiéndase Caracol, RCN, ESPN y Fox) sea llenar todos los canales el fin de semana con los partidos de la A, la B, la C, los torneos de Italia, Argentina, Uruguay y todo el universo futbolístico habido y por haber. Ese es el momento clave: El fin de semana, las noches, cuando la gente tiene más tiempo de ver televisión. Las estrategias de saturación seguidas por las grandes compañías buscan precisamente poner a su producto en el Top of mind del televidente.  Seguramente, si hacen una encuesta el Lunes por la mañana a las audiencias televisivas sobre qué vieron y qué vieron más tiempo, la gente respondería fútbol, fútbol, fútbol... el mejor espectáculo del mundo.  El experimento del reflejo condicionado de Pavlov pero con televisión y sin perros: los perros somos nosotros.

Los medios destacaron esta noticia en
horario AAA mientras ignoraban el Giro '13
Ese es el bendito problema: el espectáculo. Todo lo que rodea al fútbol está masificado (en el sentido literal de la expresión) de tal manera que lo que importa es la cantidad de horas y minutos de fútbol, pero no lo que allí se muestre. Eso nos expone a todos a un bombardeo que es difícil de evitar. Podemos ver, sin que nadie pueda defendernos, la avalancha inmisericorde de cualquier cosa elevada al status de noticia: los carros de Cristiano Ronaldo, los guayos rosados de Falcao, su sesión de fotos con un tigre, el último escándalo de Teo, unos hinchas llorando por el descenso de un equipo en Argentina, Santafé haciendo abdominales en el entrenamiento, las mismas declaraciones de siempre de los hombres fútbol diciendo de su rival que es un gran equipo, con grandes jugadores, esperamos hacer las cosas bien.  Todo lo trivial se vuelve noticia.


Se desprecia olímpicamente todo lo que no tenga que ver con el balón. Solamente un hecho extraordinario puede robar algunos minutos (como nos pasó con los pasados Giro de Italia y Tour de Francia), pero a la larga eso nunca tendrá más minutos de difusión que el próximo partido del barcelona o las hordas de hinchas drogados que asisten a “bancar” a su equipo al estadio (una de las taras de fiesta futbolera, es que nuestros hinchas hablan dos idiomas: Español y Argentino barriobajero).

Cuando vamos a ver finalmente qué tiene el pobre ciudadano en su cabeza, nos damos cuenta con dolor de cosas como que el mejor deportista de Colombia en toda su historia es Falcao.  ¿Falcao? no por él (que me parece un muchacho tan decente y centrado que no parece futbolista) sino por el hecho mismo que dice tanto: Ganar una medalla olímpica, ser campeón de una carrera de ciclismo importante, ser campeón mundial de algún deporte tiene menos mérito que ser un futbolista de éxito en Europa (Uno de tantos). Por eso nos va como nos va, es lo que nos merecemos.