(Por Albamo)
Los colombianos mantenemos una especial relación afectiva con nuestros deportistas, no hay punto intermedio, los amamos hasta el delirio o los odiamos con el alma, lo mas curioso es que pasamos del amor al odio sin dificultad alguna, y esta inestabilidad emocional al parecer esta directamente relacionada con sus resultados en las competencias.
Camilo Villegas y Juan Pablo Montoya. Foto de El Universal |
Quizás los ejemplos más claros son los de Juan Pablo Montoya y Camilo Villegas, quienes al despuntar este siglo, iniciaron una carrera meteórica que los catapulto a la cima del firmamento deportivo mundial. Sus triunfos logrados ante la (hasta ese momento) inaccesible élite del deporte internacional no tenía antecedentes dentro de nuestro parroquiano deporte criollo, cada victoria avivaba el fuego de nuestro romance con los ídolos, las lisonjas y expresiones de afecto eran el pan de cada día, los adjetivos del público y las críticas especializadas no cesaban.
Pero llegó el día que los triunfos escasearon o simplemente no volvieron, las causas son diversas y propias del desarrollo normal de la actividad deportiva, pero nosotros no tuvimos la capacidad para entenderlo, afloraron los sentimientos negativos y dimos rienda suelta a todo clase de epítetos parara descalificar a quienes hasta hace poco habían ocupado un lugar preferente en nuestros afectos.
El ciclismo, nuestro deporte bandera como muchos lo han denominado, también ha sido testigo estas de historias de pasiones y desamores, las más recientes podrían ser las que nos involucran con Carlos Betancur y Fabio Duarte.
Fabio merece un capítulo aparte y dedicaré un próximo artículo a su tormentosa relación con la afición y la prensa, hoy quiero ocuparme de Carlos Alberto Betancur Gómez.
Medalla de plata en Mendrisio |
Correteando entre los cafetales de la finca las Palmas en Ciudad Bolivar (Antioquia) discurrieron los primeros años de Carlos, desde niño se había fijado la meta de ser ciclista, su afición le costo mas de un dolor de cabeza, pues sus entrenamientos le distraían de la recolección de café, que era la base de la economía familiar.
Pero su destino estaba trazado, casi sin darse cuenta uno a uno fueron llegando los triunfos, Vuelta de la Juventud, subcampeonato mundial en Mendrisio, Baby Giro y otras grandes actuaciones le abrieron la puertas del Acqua Sapone. Estaba en Europa, sentía una enorme satisfacción porque las promesas hechas a don Ignacio (su padre), de sacar la familia eran un hecho cumplido.
En el equipo italiano continuó su progresiva evolución, nuevas victorias llamaron la atención del Ag2r y de la noche a la mañana ya era parte del World Tour, los sueños de la infancia se habían convertido en una agradable realidad.
Llegó el 2013, el trabajo y el tesón que siempre han formado parte de su carácter no podían brindar resultados diferentes, El País vasco, La Flecha Valona, Lieja-Bastoña-Lieja y el Giro de Italia son testigos de excepción de su crecimiento, era la hora de regresar a casa, descansar y retomar el aliento para una segunda parte de la temporada, que incluía la vuelta a España y como punto culminante el mundial en La Toscana.
Transcurría el mes de Agosto, en su itinerario se encontraba La Vuelta a Burgos, pero una fuerte gripe acompañada de una amigdalitis le impidió tomar parte de la misma. Haber sido excluido su nombre de las listas a última hora disparó las alarmas, los colombianos tan dados a ver fantasmas donde no los hay, comenzamos a esparcir rumores y la ola fue creciendo, se dijo que una decepción amorosa lo llevó a refugiarse en el alcohol, que abandonó sus entrenamientos para dedicarse al billar o que simplemente su pasión por la comida le reportaron un exceso de kilos que le fueron imposibles de eliminar.
Surgieron testigos que reafirmaban lo que les había contado un tío o un amigo (nunca una fuente directa y seria) y que dieron origen esta “leyenda negra” que fue tomada por cierta por quienes siempre están dispuestos a ver el lado obscuro de una realidad que desconocemos.
Épica jornada en el Giro de Italia |
Para completar el panorama, previo a la vuelta a España volvió a enfermar, y pese a tener minadas sus fuerzas, con el apoyo de su equipo decidió afrontar La Ronda sin forzar, solo con el ánimo de preparar el campeonato mundial, esto le costó criticas de personas que desconocen el duro deporte del ciclismo y piensan que los pedalistas siempre se deben estar al tope del rendimiento.
A pesar de realizar un buen mundial y de haber sido uno de los que prepararon el camino para que Rigoberto Urán realizará una memorable actuación que solo el azar le impidió ser recompensada con una medalla, quedó en el ambiente un tufillo desagradable, su portentosa temporada que lo ha llevado a ser nominado como una de las gratas revelaciones en el World Tour, parece no ha haber sido suficiente para aplacar nuestra calenturienta imaginación siempre ávida de historias truculentas y retorcidas.
Con su gran amigo Rigoberto Urán |
El amor que profesamos a nuestros deportistas no es incondicional, no les creemos, y ante cualquier signo de debilidad los abandonamos. Ya pronto comenzará la temporada 2014 y con ella los triunfos de nuestro ciclistas, Carlos Alberto seguirá haciendo alarde de todo su potencial, gozaremos nuevamente con sus victorias y olvidaremos los adjetivos con los que lo descalificamos, seguiremos amándolo a la colombiana.