Históricamente,
hasta mediados de los años 80, era muy común ver a las más grandes figuras del ciclismo internacional competir en las
pruebas ciclísticas por etapas más importantes de Colombia. Aquí vinieron
grandes campeones como Coppi, Koblet, Hinault, Fignon, LeMond, Kelly, Delgado...
buenos corredores como Agostinho, Chiappucci, Mottet, Pascal Simon, Pino, Millar,
Chozas, Caritoux, Cubino, Tchmil, Ruiz Cabestany... y equipos como Renault, La
Vie Claire, Peugeot, Skill-Sem, Splendor, Festina, Carrera, Reynolds, Kelme, Zor
y Teka. Por aquellas participaciones de lujo y por la exigencia de los
recorridos, en la década de los 80 la
Vuelta a Colombia y el Clásico RCN eran consideradas como las dos carreras de
mayor prestigio en el territorio que abarca todo el Norte, Centro y
Suramérica.
Aunque
en la actualidad disfrutamos con la que es, con total seguridad, la generación
de ciclistas colombianos más completos de siempre, tanto en cantidad como en
calidad, lamentablemente toda aquella grandeza de nuestras Vueltas se perdió. Solo nos quedan los recuerdos de lo que fueron.
Los autores
del blog Altimetrías de Colombia afirmamos rotundamente que la Vuelta a Colombia debería ser la cita
ciclista de referencia anual de este lado del Atlántico. La prueba por etapas
más importante de toda América. La carrera más completa y con las etapas más
espectaculares; cuyo comienzo todos los buenos aficionados al ciclismo
profesional en carretera de todo el mundo esperen con impaciencia y
nerviosismo.
Hablando
claro y sin que quede lugar a dudas: por historia, prestigio, palmares,
leyenda, exigencia
de los recorridos, dureza
de los puertos que se transitan y espectacularidad de los
paisajes, la Vuelta a Colombia debería ser
considerado en el planeta ciclístico internacional como el “Tour de Francia”
del continente americano.
El Tour de Francia fue creado el año 1903 por Henri Desgrange, director
del diario deportivo L’Auto de París,
con la única finalidad de vender más periódicos;
exaltando en primera página las gestas, hazañas y sufrimientos (sangre, sudor y
lágrimas) de los ciclistas de aquella época por las descarnadas carreteras del
país galo.
Desde sus
inicios la base del ciclismo profesional en carretera es la rentabilidad
publicitaria y económica:
· Rentabilidad publicitaria de los patrocinadores
comerciales de los equipos ciclistas.
· Rentabilidad económica de los organizadores de
las carreras, a través de la rentabilidad publicitaria de los patrocinadores
privados o públicos que invierten en esas carreras.
· Rentabilidad publicitaria de los medios de
comunicación que retransmiten e informan sobre las carreras: periódicos, prensa
especializada, radios, tv, páginas web especializadas, etc.
Por todo
esto equipos ciclistas (corredores, directores, auxiliares), organizadores de
carreras y medios de comunicación se necesitan mutuamente para sobrevivir.
Pero el pilar básico sobre el que reposa todo el
entramado del ciclismo profesional en carretera es el público, las audiencias,
como consumidores de la publicidad que generan equipos, organizadores, medios
de comunicación y patrocinadores. Sin
público que “consuma ciclismo” no hay publicidad que resulte rentable; y
sin publicidad no habría ciclismo profesional. Por el contrario, cuantos más
lectores, más oyentes y más telespectadores tengan las carreras mayores serán
los ingresos publicitarios y económicos que se logren. Para que la rentabilidad
fuera la máxima se debería ofrecer siempre un
espectáculo que atraiga a la mayor cantidad de público durante el mayor tiempo
posible.
En teoría
todos los estamentos del ciclismo están interesados en que las audiencias de
las carreras sean las mayores. El público no. El público lo único que busca es
entretenerse y divertirse lo máximo posible. Cuanto más dure el tiempo de
entretenimiento mejor. Por eso unas pruebas ciclistas aburridas, monótonas y
previsibles son del todo contraproducentes para el “circo” del ciclismo
profesional. Porque ahuyentan al público que los sustenta a todos: corredores,
directores, auxiliares, periodistas y organizadores.
Los autores del blog Altimetrías de Colombia
somos parte del público que consume ciclismo. No tenemos ningún interés
económico en el mundo del ciclismo profesional. Solo nos mueve la pasión y el
amor por el más bello deporte de
competición que existe. Por todo esto nos podemos permitir la licencia de
escribir las siguientes sugerencias dirigidas a los diversos estamentos que
pudieran estar interesados en devolver a la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN la
grandeza que tuvieron hasta hace no muchos años (Federación Colombiana de
Ciclismo, Coldeportes, Gobierno Nacional, Gobernaciones, Alcaldías,
televisiones privadas y públicas, patrocinadores privados o públicos, etc.).
Los pasos que en nuestra opinión se deberían
dar para devolver la Vuelta y el Clásico
al lugar que les corresponde en el corazón de los colombianos y lograr que
el “Tour de Colombia” fuera una realidad son los siguientes:
1- Para
lograr atraer a posibles grandes patrocinadores y a los mejores equipos
ciclistas, y que obtengan así la mayor rentabilidad económica a sus
inversiones, hoy en día son
absolutamente imprescindibles las retransmisiones televisivas y on-line en directo. En pleno siglo
XXI, en la era de las telecomunicaciones y de la inmediatez de la información,
para la supervivencia de cualquier prueba deportiva importante es necesario que
las imágenes de su desarrollo se puedan ver en directo en todo el planeta.
Todas las demás sugerencias que citamos abajo, a pesar de que fueran
materializadas con éxito, serian en vano. No tendrían ningún valor en la
búsqueda de que la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN sean consideradas pruebas
serias e interesantes por los mejores equipos y corredores del circuito
ciclista internacional hasta que se
emitan por TV en riguroso directo y con imágenes en HD, y por internet en streaming para todo el mundo, por lo
menos los últimos 60 kilómetros de todas las etapas. En la medida de lo
posible, esas imágenes deberían ser grabadas siempre por contrastados
profesionales en el manejo de las cámaras (mínimo 2-3 cámaras desde motos y 1
desde helicóptero).
2- Lograr
en cada una de las ediciones la participación
de la mayor cantidad posible de equipos de entidad y talla internacional. Y
por lo menos un equipo UCI World-Tour al
año, que acuda con la disposición de disputar la Vuelta a Colombia con uno o varios ciclistas extranjeros de
renombre mundial en sus filas.
3- Se
deberían elegirlas fechas más adecuadas para que la participación nacional e
internacional de la Vuelta a Colombia y el Clásico RCN fuera la mejor posible,
y lograr así una mayor repercusión
mediática.
4- Jugosos premios en metálico para los
vencedores de etapa, la clasificación general final y clasificaciones
secundarias como montaña y regularidad, que hagan atractiva la participación de
ciclistas y equipos de renombre nacional e internacional. Para ello se debería
buscar patrocinadores fuertes, como grandes empresas de las telecomunicaciones,
entidades financieras, etc. que pudieran sustentar económicamente esos premios.
Para atraer esos patrocinadores se debería buscar la mejor participación
posible y recorridos que den lugar y ocasión para que se pueda presenciar un
espectáculo ciclístico que atraiga a la mayor cantidad posible de audiencia que
vea-escuche-lea el nombre de los diferentes patrocinadores. Todo esto para que
al final a esos grandes patrocinadores les revierta publicitariamente la
inversión que realizan.
5- Pagina web oficial exclusiva de las dos
carreras. De diseño moderno, seria, visual y sencilla de navegar. Con la más
completa y variada información de las pruebas. Siempre actualizadas y
disponibles en varios idiomas (español, inglés, francés, etc.) para los
periodistas y aficionados del mundo entero.
6- Deben presentar en todas sus ediciones unos
recorridos acordes a su historia, su grandeza ysu leyenda. Para lograr mayor aceptación por parte del público y
unas mayores audiencias que hagan más rentables las pruebas se debería buscar
que las competencias ciclistas fueran interesantes, entretenidas y movidas
desde el principio al fin de las mismas; no solo en las partes finales de
algunas etapas, como se está imponiendo en la actualidad en las grandes vueltas.
Es
posible y deseable realizar etapas diferentes a las monótonas, sin alicientes y
repetitivas que se nos ofrece año
tras año a los aficionados, y que ya nos conocemos de memoria. Es
posible y deseable programar etapas donde los espectadores puedan admirar las
bellezas naturales, paisajísticas y arquitectónicas de Colombia mientras
disfrutan del que, por los logros de nuestros ciclistas a lo largo de la
historia, debería ser nuestro deporte
nacional: el ciclismo de fondo en carretera.