(Por Gianni in Testa)
Es sano preguntarse qué hace falta para que un deporte como el ciclismo pueda tener espacios en los medios de comunicación al menos similares a los de otros deportes. Siempre me llamó la atención que un deporte con ese alto contenido de drama y realismo, languidezca tristemente en los espacios informativos y nadie vea el potencial comercial y publicitario que puede llevar una carrera de ciclismo.
Creo que para empezar, el problema debemos enfocarlo desde arriba. A nivel nacional, no encuentro una política federativa (debe ser la federación la doliente del proceso, pienso yo), que se preocupe por buscar estrategias para poner al ciclismo más tiempo en los medios de comunicación. Ya lo había comentado en un post anterior y es que la estrategia del deporte rey (ya todos sabemos cuál) es como la de cualquier producto comercial: Elaboración de un plan detallado de negocio, determinación de los clientes potenciales, los medios (canales) para llevar a esos clientes el producto, bombardeo inmisericorde por todos los medios al “target” buscado y publicidad impactante y abundante para venderlo. Fácil y simple. Poner a todo el planeta a hablar de fútbol todos los días, gracias a una política de masificación del deporte a todos los niveles. No se deja un espacio del año sin que se dispute algún torneo o campeonato de algo. El volumen de información es tal, que generarlo se convierte en una gigantesca industria en sí misma.
Cuándo un producto logra ese grado de masificación y consigue llegar a casi todos los rincones del mundo, arrastra consigo muchos beneficios. Primero, que la cantidad de personas dispuestas a practicarlo crece de manera exponencial. Eso aumenta en la misma proporción, la posibilidad de encontrar grandes y prometedores talentos en ese deporte en particular, Segundo, al tener más tiempo en los medios de comunicación, se evidencia a los patrocinadores potenciales la pertinencia de ese deporte como vehículo publicitario y ya con gente dispuesta a meter plata al asunto, toda la ecuación cambia y se vuelve un gigantesco circulo virtuoso que nunca se detiene: a mayor masificación y difusión en los medios, habrá más consumidores y practicantes y por ende más empresas interesadas en llegar a esos objetivos publicitarios.
¿Qué falla entonces? pues que no hay espacios en los que se hable de ciclismo. Comenzando por los mismos espacios oficiales de la federación. Veo con envidia, en los canales como Versus se pueden ver extensos programas para hablar de las quinceañeras promesas del tenis Colombiano, carreras de automovilismo totalmente anónimas (lo digo desde mi audaz e impertinente ignorancia), concursos nacionales de Car-Audio con exhibición generosa de modelos y mujeres lindas, carreras de motociclismo en el Autódromo, Microfútbol femenino, Voleibol playa en escalofriantes bikinis... de todo, menos de lo que sabemos. ¿Por qué no hay campeonatos de pista interclubes o interligas, transmitidos desde el velódromo? ¿por qué no hay un programa institucional donde se cubran con calidad periodística las carreras del calendario local? ¿Por qué no hay programas que resalten los esfuerzos de los quijotescos patrocinadores del ciclismo Colombiano? ¿qué tal un programa que haga seguimiento al calendario de nuestros “Killers” que corren en Europa? No entiendo cómo esas Federaciones, siendo mucho más pequeñas en representatividad y peso específico (estoy totalmente seguro), pueden hacer publicidad y difusión y la Federación de ciclismo no.
Pretendo demostrar que el anonimato al que nos tienen condenados los medios es también culpa nuestra en gran medida. El ciclismo no tiene dolientes, ni gente que lo promocione. Escalar al televisor de los colombianos debería ser el primer objetivo institucional de la Federación. Lo segundo es poner la información del ciclismo Colombiano en la Internet a través de todos los medios existentes. No dejar de usar ninguna de las tecnologías actuales de comunicación. Aumentar de manera diametral el tiempo de exposición y el volumen de información en las redes sociales y hacerlo con calidad y creatividad. Vender al ciclismo con el paisaje, la montaña, trabajar con las agencias de viajes, como se hace en Europa, para vender planes turísticos para mirar las etapas claves de las carreras, tener recorridos novedosos que integren las regiones y pueblos tradicionalmente olvidados (lo agradecen más que las grandes ciudades, lo vimos en la pasada vuelta), promocionar corporativamente el ciclismo a través de las ciclovías nacionales los días domingo y sus millones de ciclófilos. En una palabra: poner al ciclismo sobre la mesa.
El reto es enorme y probablemente le hacen falta miles de ideas, pero es importante que los aficionados no nos quedemos solamente en quejarnos y aborrecer esas asimetrías informativas. Hay que hacer algo, pero necesitamos liderazgos visibles y creativos, gente con empuje y con ganas de soñar y hacer algo diferente.